viernes, 25 de agosto de 2017

A los socialista onubenses

A mis compañeras y compañeros socialistas de Huelva.

Antes de nada quiero aclarar, que parto de la base de que los procesos electorales en cualquier organización democrática como es el PSOE, deben ser abiertos, sin avales y a doble vuelta si quienes aspiran a ser elegidos no alcanzan más del 50% de los votos emitidos.

En los próximos días y meses estamos llamados las/os socialistas onubenses a la más extraordinaria fiesta de la democracia en nuestro partido, la elección directa o no, de nuestro secretario/a general por sufragio universal y secreta de toda la militancia y posterior Congreso Provincial para elegir a la próxima Dirección y decidir sobre la orientación del nuevo proyecto socialista para hacer de Huelva una provincia más justa, igualitaria y humana.

Quiero destacar la expresión “la más extraordinaria fiesta de la democracia...”, que solo sería posible si se facilita la concurrencia electoral entre diferentes maneras de pensar, sentir socialista y entender el modelo de partido. En definitiva, si el procedimiento de primarias permite que obtengan la condición de candidatos/as a quienes alcancen el requisito de contar con el 3% de los avales del censo electoral como se aprobó en el 39 Congreso Federal.

Pendiente aún del pronunciamiento de los órganos competentes, parece que la Dirección Socialista onubense se inclina por poner obstáculos a la pura esencia de la democracia, que reside en el voto universal y secreto para que sea libre de toda atadura, presión, etc y va a optar por exigir el 20% de avales a cualquier posible competidor/a del actual secretario general -quien ha anunciado su candidatura a la reelección- imposibilitando de facto, que surjan rivales con posibilidades de alcanzar la Secretaría General e impidiendo que las bases socialistas nos pronunciemos con libertad.

Habrá quienes piensen que el procedimiento electoral es el mismo para todos/as los/as posibles aspirantes, nada más alejado de la realidad. Además de que la candidatura oficialista dispone de toda la estructura del Partido (censos electorales, accesibilidad a las casas del pueblo y a la militancia,..) son quienes pueden ejercer todo tipo de presión y/o coacción desde las diferentes instituciones y empresas públicas a la hora de conseguir los avales. Desde luego, quienes no tienen opciones de influir sobre contratación o cese de personal en puestos de trabajo, ya sean de libre designación o contratación directa son aquellos/as compañeros/as que carecen de cargos públicos con esa capacidad.

Es que no es lo mismo el aval que el voto. Mientras que el aval es un documento público, el voto lo es secreto y quienes expresan públicamente sus preferencias, se exponen a todo tipo de coacciones en un partido con tan fuertes lazos de intereses, como ya se puso de manifiesto en las primarias en las que Pedro Sánchez duplicó en votos el número de avales conseguidos en Huelva. Esto solo se puede entender desde el temor a las consecuencias  posteriores.

Personalmente me surge una duda y no es otra que: ¿Realmente la actual dirección socialista onubense se aferra a la posibilidad de un nuevo voto cautivo, o actúa por la convicción de que la democracia debe estar confinada a los interese que representan?

Esperemos que a la militancia se nos permita ejercer nuestro derecho democrático de forma responsable, libre y coherentemente  con la democracia participativa que siempre representó el PSOE, para lo que el proceso de primarias debe concluir con la elección directa de quien deba ocupar la Secretaría General por sufragio individual y secreto de toda la afiliación socialista de Huelva.

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